jueves, 2 de diciembre de 2010

La figura de Galba

Un militar cualquiera que de repente se hizo dueño de Roma; Así podríamos denominar a Galba. Ambicioso y arrogante, al Pretor romano sólo le ha importado una cosa en la vida; que su nombre sea sinónimo de victoria y poder.

La unión en matrimonio con Claudia, la hija de un patricio romano, le convirtió en Pretor de Roma. Su cometido, a priori, debía ser el de gobernar de una forma pacífica la futura provincia romana, llegando siempre a un acuerdo con sus habitantes. Lo que no contaba el pueblo era la ambición que encerraba semejante figura.

La avaricia y el poder hizo de éste una de las figuras más temidas en Roma. Te presentamos a 'Servio Sulpicio Galba'.

La historia de Galba

Antes de convertirse en Servio Sulpicio Galba, fue militar y político romano. En 151 a.C. fue nombrado pretor de la Hispania Ulterior. Para someter a los lusitanos les hizo promesas de repartos de tierras y los agrupó en tres campamentos que luego mandó atacar. Unos 9.000 lusitanos fueron muertos y 2.000 vendidos como esclavos. Esto provocó el levantamiento de Viriato. Su pertenencia a la aristocracia le salvó de ser condenado a su regreso a Roma (149 a.C.). En 144 a. C. fue elegido cónsul.

Pretor en Hispania

En 151 a.C. le fue encomendado el gobierno de la Hispania Ulterior como pretor, en sustitución del pretor Marco Atilio Serrano (conquistador de Oxthracae) , donde continuó la guerra con los celtíberos. Para castigar las incursiones de los rebeldes lusitanos a las ciudades sometidas al yugo romano, los atacó en los confines de las actuales Andalucía y Extremadura. Los lusitanos causaron a Galba enormes pérdidas, y tuvo que retirarse a sus cuarteles de invierno .

En la primavera del 150 a.C. Galba entró nuevamente en la Lusitania y asoló su país. Cuando los lusos enviaron una embajada reclamando por la violación del tratado que habían hecho con Atilio, y por su parte prometían observar los términos del acuerdo con fidelidad.

Galba recibió a los embajadores lusos amablemente, y lamentó que las circunstancias, especialmente la pobreza de su país, los había inducido a la rebelión contra los romanos. Les prometió tierras fértiles donde se podrían establecer para cultivarlas y habitarlas con sus familias, efectuando asentamientos bajo la protección de Roma si permanecían leales. Acudieron unos 30.000 lusitanos solicitando el cumplimiento de esta promesa. Galba los repartió en tres campamentos y les exigió que entregaran sus armas en señal de amistad; entonces los rodeó con todo su ejército y ordenó atacarlos; unos 9.000 fueron acuchillados y más de 20.000 prisioneros fueron vendidos como esclavos en las Galias ( 150 a.C.) . Sólo unos pocos pudieron escapar, pero entre ellos estaba Viriato, que años después tomaría venganza de esta traición romana.

Esta conducta fue denunciada por el tribuno de la plebe, quién lo acusó cuando al término de su mandato como pretor volvió a Roma (149 a.C).

Se le instruyó un proceso, acusado de pactar ilegalmente, de traicionar lo pactado y de retener personalmente la mayor parte del botín. Pero, gracias a su aristocrático origen, al cohecho y a su probada elocuencia, Galba logró la absolución. No obstante el tribuno de la plebe, Lucio Escribonio Libón, consiguió que se aprobara una ley que ordenaba el rescate de los lusitanos vendidos por Galba, y poco después el Senado romano aprobó la lex Calpurnia, que iba especialmente dirigida contra los gobernadores culpables de concusión.

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